La idiosincrasia del País Vasco está completamente determinada por su historia. Desde que los pueblos prerrománicos vascones, denominados así por los geógrafos greco-romanos, lograron preservar su territorio y su cultura frente al acecho del Imperio Romano y las posteriores invasiones germánicas, la región que se conoce como Vasconia, Euskadi o Euskal Herria ha sabido conservar una personalidad excepcional que se traduce en tradición, lengua, economía y sociedad únicas.
Otra característica del Euskal Herria es poseer una gastronomía reconocida mundialmente, con grandes maestros que están en la cima de la cocina internacional: Arzak, Aduriz y Martín Berasategui, por citar algunos. La cocina vasca se basa en la utilización de materias primas de excelente calidad elaboradas con base tradicional sin obviar las técnicas de vanguardia.La máxima expresión de esta gastronomía alcanza su plenitud en platos mínimos, los famosos pinchos, pequeños bocados para degustar de forma inmediata en los que se concentran todo el sabor de la cocina vascona.
Pero Euskadi no puede entenderse sin atender a la particularidad de su línea de costa, donde las colinas rompen su continuidad para caer abruptamente al mar dando lugar a acantilados de ensueño. Aparte de las 23 banderas azules que ondean en sus playas y los más afamados arenales, como el de La Concha en San Sebastián, es necesario visitar los pueblos pescadores como San Juan de Gaztelugatxe o Santurce para comprenderlo en su verdadera dimensión. Además, cuenta con olas de prestigio internacional, entre las que destaca las de mundaka, que atraen cada año a miles de surfistas.
Los tesoros naturales de interior que están circunscritos dentro de los límites de esta comunidad autónoma son verdaderamente impresionantes, ya que cuenta con nueve zonas protegidas con el título de Espacio natural (Aiako-Harria, Aizkorri-Aratz, Aralar, Armañon, Gorbeia, Iturraran-Pagoeta, Izki, Urkiola y Valderejo) y una que ha alcanzado el estatus de Reserva de la Biosfera, la de Urdaibai. Localizada en la comarca de Busturialdea, en el territorio Histórico de Bizkaia, varios valles volcados al mar concentran la mayor diversidad paisajística y ecológica de Euskadi, albergando especies de indudable valor medioambiental.
Una buena forma de conocer los Balnearios del País Vasco es a través del Camino de Santiago en su variante más septentrional, conocida como Camino del Norte o Camino de la Costa. Esta ruta comenzó a ser utilizada por los peregrinos para evitar el paso por el territorio que ocupaban los musulmanes en la Edad Media. El paisaje es uno de sus grandes atractivos ya que la mayor parte del itinerario transcurre de forma paralela a la costa, flanqueado entre las cadenas montañosas del sistema cantábrico y la parte del océano atlántico que baña la costa norte española.
En el caso de Euskadi, será durante el período de la Restauración (1874-1898) cuando el auge del termalismo llegue a su cénit gracias a la consolidación de la burguesía local. Los Balnearios se conforman entonces como los grandes centros de ocio de esta clase social, junto a los cuales se construyen los primeros grandes hoteles. Un manantial de calidad reconocida, la existencia de un buen balneario con instalaciones hidroterápicas y hoteles bien equipados, junto con ciertas condiciones de clima y situación permiten asegurar una clientela acomodada y un alto volumen de negocio.