Todas las civilizaciones de la historia se han servido del Agua como medio para buscar su salud y su bienestar: Babilonia, Mesopotamia, Egipto, Persia, Grecia, Roma… Hicieron uso de este recurso natural y desarrollaron métodos para beneficiarse de sus cualidades sobre la salud. Dentro de España, los pueblos romano y árabe sembraron la Península de termas y baños para poder disfrutar de la riqueza de los manantiales. Pero fue a partir del siglo XV cuando diferentes estudiosos comenzaron a analizar de una forma más científica todo ese saber ancestral y se publicaron los primeros estudios sobre Hidrología. Comenzó a quedar patente que las Aguas Mineromedicinales tenían efectos beneficiosos sobre la salud de las personas tal y como reflejaban, en nuestro país, esas primeras obras de autores como Chirino, Lovera, Mercado o Gutiérrez de Toledo. En 1697 se imprimió “Espejo cristalino de las Aguas de España”, del Catedrático de la Universidad de Alcalá de Henares “Alfonso Limón Montero”, una obra de gran importancia para la Hidrología.
La gran difusión que tuvieron estas obras gracias a la imprenta, provocó que, con el paso de los años, comenzaran a construirse los primeros Balnearios, asentados muchos de ellos sobre las ruinas de las antiguas termas romanas y baños árabes. Al siglo XIX, se le conoce precisamente como “la edad de oro de los Balnearios”, tanto en España como en el resto de Europa, por el auge que tuvieron sus tratamientos.
En el año 1871 se creó la Asociación Nacional de la Propiedad Balnearia (actualmente ANBAL) y posteriormente en el año 1877, se fundó la Sociedad Española de Hidrología Médica (SEHM), siendo una de las sociedades científico-médicas más antiguas de nuestro país. Desde aquel año, ha desarrollado sus actividades ininterrumpidamente, investigando y dando a conocer los beneficios de las Aguas Mineromedicinales a toda la población.
Hubo que esperar un siglo para que de manera oficial se estableciera la Hidrología como una especialidad médica de ámbito no hospitalario. Se estableció que su fin era el estudio de las aguas minero-medicinales y de sus acciones sobre el organismo humano en estado de salud y de enfermedad. A día de hoy, en España, para formarse es necesario ser licenciado en Medicina, superar el MIR y cursar la formación específica de Hidrología Médica.
Según la SEHM, “La Hidrología Médica es una especialidad preventivo-terapéutica capaz de influir en aspectos esenciales de la naturaleza biológica y psicología del ser humano, posibilitando una mejora del nivel de vida. Ofrece un amplio abanico de posibilidades que pueden contribuir al bienestar general, tanto desde el punto de vista terapéutico, como desde el campo de la prevención, de la promoción de la salud y de la autonomía personal”.
En definitiva, cuando uno visita un Balneario puede tener la total seguridad de que tanto sus Aguas como sus tratamientos tienen una base científica que prueba los beneficios que produce sobre su salud y bienestar.