A unos 50 kilómetros de Calatayud, y a 127 de Zaragoza, el Balneario de la Virgen se encuentra ubicado en un espacio natural privilegiado de la localidad de Jaraba. Son tierras que pertenecen a la cuenca del río Mesa, una estepa de sabinas, encinas, romeros y tomillo. El Mesa adquiere aquí su mayor caudal, protegido por las imponentes paredes al final del Barranco de Calmarza. El Balneario de la Virgen se halla en estos abruptos parajes rebosantes de vegetación, que lo convierten así en un lugar privilegiado para realizar actividades que complementan las técnicas terapéuticas e hidrotermales.
Jaraba ha sido un territorio poblado desde tiempos inmemoriales pero se puede constatar que fueron los romanos quienes aprovecharon sus manantiales termales. Fueron precisamente ellos quienes pusieron a estas aguas calientes el evocador nombre de “aguas de las ninfas”. Dando un salto en el tiempo, es preciso citar la leyenda que cuenta que la Virgen de Jaraba se apareció en el siglo XII, en un lugar cercano al Balneario de la Virgen, a unos pastores y, desde entonces, acudieron los cristianos a curarse, en la piscina construida entre las rocas de su heridas gracias a la intervención de la Virgen que había transformados estas aguas en milagrosas.
Siete siglos más tarde, comienza la actividad del Balneario de la Virgen, su actividad terapéutica en 1828, siendo uno de los más antiguos de España. En la obra “Joyas de Aragón. Reseñas Históricas de Jaraba, de sus afamados Baños y de su milagrosa Virgen”, escrita por Lorenzo Calavia en 1918, se dedica un extenso capítulo al Balneario de la Virgen en el que se describe con precisión la ubicación de los baños: “La situación de estos Establecimientos en ese escondrijo de la tierra donde, desde poca distancia, parece que nada existe sino rocas, peñascos y precipicios; es en extremo sugestiva e imponente, y nada debe sorprender que los primeros fieles viesen en estos manantiales un presente de la Providencia”.