El proyecto de reforma consumado ha incluido la práctica totalidad de las estancias termales y hoteleras, tras lo cual el Balneario de la Virgen se reincorpora a la vanguardia de las estaciones termales españolas. Una de las máximas del proyecto era la de conservar el encanto decimonónico de Balneario clásico, lo cual se ha conseguido pese a haber remodelado la gruta, el lago, las salas de baños o las estancias de chorros a presión; además de incorporar hamacas térmicas y duchas filiformes, con lo que se consigue la aplicación del Agua minero-medicinal controlando el grado de presión y la temperatura.
Esta estación termal era ya conocida y apreciada por los romanos, quienes se referían al manantial del que se nutre como Aquae ninforum o Agua de las Ninfas, Más tarde su fama terapéutica se multiplicó cuando según la tradición cristiana en su entorno se apareció la Virgen de Jaraba, lo que aportó mayor poder curativo a sus aguas y propició la construcción en el siglo XII de una instalación termal con el fin de curar a los guerreros cristianos que luchaban en la Reconquista. Ya en el año 1828 se fundó lo que hoy es uno de los complejos termales más destacados.
Enclavado a la salida del Cañón del Río Mesa y atravesado por el cauce que da nombre al cañón, la desbordante belleza de su entorno natural tiene su obra culmen en el Monasterio de Piedra, un Parque Natural que alberga un vergel insólito y en el que el agua parece brotar por doquier en forma de cascadas y grutas. Estos recursos ofrecen multitud de posibilidades turísticas, entre las que destacan el senderismo, bicicleta de montaña, escalada y la oferta gastronómica, histórica y cultural de los alrededores.