Inaugurado en 1934, el complejo balneario de Vilas del Turbón cuenta con el encanto de una estación termal clásica pero con todos los adelantos que puedan desear sus huéspedes. En sus instalaciones dispone de un variado conjunto de programas especialmente diseñados para favorecer los beneficios de sus aguas mineromedicinales. Otro de los singulares atractivos que acompaña a este lugar es su cocina. Para empezar con buen pie, hay que resaltar que es deudora de los productos y recetas de la comarca, entre los que destaca claramente la altísima calidad de carnes como la de cordero y sus excelentes verduras y hortalizas.
Mª Teresa Barrabés, que está al frente de los fogones, subraya que la cocina del Balneario Vilas del Turbón es una cocina tradicional, que tiene como materia prima los productos autóctonos de la zona. No se necesita más para triunfar. Barrabés pasa lista a las exquisiteces que se ofrecen en el restaurante entre las que se encuentran “legumbres y verduras muy buenas que tienen un gran éxito, estofados y churrascos de ternera, conejo asado o a la cazadora con salsa de almendras y, por supuesto, cordero en todas sus versiones como ternasco de Aragón, caldereta y chuletas a la brasa”.
Con una clientela rendida a estas maravillas culinarias, los platos más demandados son carnes como el solomillo, el entrecot, la chuleta a la brasa y el mencionado ternasco. También hay un buen filón gastronómico en las afamadas setas de la zona como el robellón y el champiñón blanco que triunfan en forma de revueltos o como ingredientes de otros guisos. No se descuida tampoco la vertiente saludable que debe tener el menú de un balneario, utilizando los ingredientes más frescos y naturales. Hay especialidades para aquellos que desean cuidar su dieta con platos a base de verduras, ensaladas y carnes a la plancha.
Sugerencia del Chef
Ternasco de Aragón al horno con patatas y setas de temporada al aroma de trufa de la Ribagorza.
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